sábado, 7 de septiembre de 2013

BAJO JUEGO DE LOS “PEÑAJARA” EN VILLARRUBIA DE LOS OJOS (CIUDAD REAL)

Tendero, Aníbal y Eugenio de Mora 

La clase, el poder y la elegancia

POR: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

Volvían los últimos resquicios de la casta Jijona a la tierra que vio nacer este bello encaste, eso sí, enmascarados en seis “peñajaras” que poco enorgullecieron a sus antepasados. Ni Jijona, ni casta, ni ná…bueno sí, salió el segundo, pero olvidóse de ésta en “El Hoyuelo”. ¿Y Villarrubia? ¡Esa sí que honró el toreo! ¡Esa sí que supo ver la clase de Eugenio, el poder de Aníbal y la elegancia de Tendero! ¡Esa sí que alzó la tauromaquia “sin papel” y también “sin billetes” que ningún chorizo pudiera arrebatar a la Fiesta popular del toreo! ¡Viva su plaza, su juventud taurina y su Ayuntamiento, pionero con clase, poder y elegancia que no dudó ni un ápice en sacar él solito adelante el festejo!

Clase es predicar con verdad lo que el animal no predica. Clase es integrar tu propio corazón en la interpretación artística que tu pasión te exige. Clase es verdad. Clase es moracha, y hoy se apelaba Eugenio. El primero acudió presto al caballo y las arrancadas excelentes que mostró en los primeros tercios se quedaron en mera ilusión. Dos por el izquierdo y sendas por el derecho convencieron a medias los tendidos villarrubieros, por lo que el usía concedió un trofeo.

Poder es superar adversidades, llegar hasta el final, conseguir metas psicológicas de las que tú sólo conoces el límite. Poder es, observando los defectos del toro, encontrar rápidamente la solución correcta a esa deficiencia. Y poderle. Y plantarle cara. Y salir adelante. Aníbal Ruiz.

El taco de preferia lo montó en el primero, un ensabanado mosqueado que fue el único encargado en acercar hasta Villarrubia el pequeño testigo de la casta ganadera. Eso sí, se olvidó en casita la clase, y Aníbal le puso el poder. Verónicas brillantes, galleo por chicuelinas repletos de magia y crinolino-gaoneras que ensordecieron el eco que la cubierta traía consigo. Para más inri inició su faena muleteril de rodillas para inventarse posteriormente tandas a un toro que, sin clase pero encastado, nunca se dejó ganar la pelea.

La ganó con poder el alcazareño en el quinto, sin duda otro sevillano antipoder al que venció a base de toreo en corto, desplantes eternos, cruzadas de pitón a pitón de mérito y una gran estocada. Le valió dos clamorosas vueltas al ruedo, que son más importantes que la oreja que logró arrancar.

Elegancia es compendio de clase y verdad. Elegancia es comprender que, aún sin posibilidades, puedes empujar con fuerza para llegar alto siendo fiel a tu propio concepto: elegancia es no prostituirse. Elegancia es ese “saber estar” que llena tantas bocas de mozos de espadas. Elegancia presumía hoy de ir ataviada lila y oro. Elegancia marca Fernando Tendero.

Le plantó cara a sus dos oponentes sin apartar en la cuneta del olvido ese clasicismo taurómaco del que se ha jactado a lo largo de toda su carrera. Un comienzo torerísimo por bajo a su segundo, dos tandas derechas de excelente técnica y pobre acompañamiento animal y dos zurdas de oro hicieron, lo que con un toro bravo en potencia, es más que suficiente no para quedar bien, sino elegante. Le prosiguieron los arrimones, los tomadacas y el contrapunto artístico a Ronda que bien valdría en otro ambiente un “bien, torero” desde algún burladero silencioso del mundo. Y sin circulares. Y con cuentagotas.

Sin historia, sin casta y sin “jijona” su primero en el que, enorgulleciéndose de su elegancia, nunca tiró la toalla del olvido y esperanzó Tendero al público serrano. Fue la primera –esperemos no última- corrida de su temporada. Abría temporada en Villarrubia tras un año preparándose –sí, con el típico fríonievecalor que acostumbramos a enmarcar-, pero preparándose; sintiéndose torero; viviendo en torero para un día en el que se vistió de elegancia y oro.

Villarrubia se llenó, la “jijona” no apareció y tres toreros con recursos en sus respectivos conceptos sacaron la tarde adelante. Se lo merecía su pueblo y su Ayuntamiento: pueden darse por satisfechos porque han sabido hacer las cosas. Al fin y al cabo siempre fluimos hacia un mismo río, que es la afición. Es la única que, indumentada de dignidad, levantará la Fiesta del siglo XXI.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros cubierta de VILLARRUBIA DE LOS OJOS (Ciudad Real). Lleno de “NO HAY BILLETES” en los tendidos.

Seis toros de “PEÑAJARA”, bien presentados aunque faltos de clase y nobleza. Encastado el segundo, aunque sin clase.

EUGENIO DE MORA, de hueso y oro, oreja y oreja.

ANÍBAL RUIZ, de gris plomo y oro, oreja y oreja.

FERNANDO TENDERO, de lila y oro, silencio y dos orejas.

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