lunes, 24 de agosto de 2009



TOROS BILBAO

Premio de todos

JUAN MIGUEL NÚÑEZ (EFE)

Lunes, 24 de agosto de 2009


LA última esperanza de una feria mala en casi todo era esta corrida. Habría salvación si embestían los victorinos, y naturalmente si los toreros llegaban también a tiempo con inspiración y arrestos. Por lo que a toros se refiere, salieron muy difíciles y con peligro. Los toreros, sí, se hicieron respetar.

La oreja final para Urdiales, quede claro, la sudó bien el torero, por esfuerzo y ganas, por valor y entrega, todo por exceso. Oreja, sin embargo, que no justifica otros contenido, ni artísticos ni técnicos. Fue el premio al valor, por estar "ahí", por aguantar y asustar.
Tensión en el tendido por lo que podría pasar. Y conmovedora reacción cuando entró la espada a la primera. Explosión de pañuelos, más que suficientes para que el presidente no tuviera más remedio que dar el trofeo.
Fue el premio que se daba el público a si mismo. La oreja la paseó Urdiales, no podía ser de otra manera, pues al fin y al cabo el valor lo puso él. Pero fue premio, al fin y al cabo, de todos. Con Urdiales ya se habían vivido momentos muy apasionantes en su primero. Tragó lo indecible en una labor de arrojo y también torería.
El primero de corrida, noblón en comparación con los cuatro últimos, empujó poco y tampoco terminó de humillar. Padilla lo toreó templado y limpio, fundamentalmente por el pitón izquierdo. Lo mató bien, y aunque hubo petición de oreja, faltaron pañuelos.
El cuarto, violento, tirando gañafones, se dejó engañar en el capote aún echando las manos por delante, lo banderilleó Padilla con facilidad, pero en la muleta ni uno, lo que se dice ni un muletazo. Probó el torero infructuosamente antes de aligerar con un breve trasteo sobre las piernas.
Moreno entró a última hora por la vía de la sustitución ante la obligada incomparecencia del lesionado Fundi. Justificó con creces esta cuarta contratación en plaza de "primera". Lástima que la corrida salió tan imposible.
Descastado y pensándoselo mucho su primero, que no andaba para adelante. Estuvo Moreno muy firme y capaz, lo que se dice sacando agua de un pozo completamente seco. Y si había estado apabullantemente valiente en aquel segundo toro, todavía se superó en el quinto, otro "victorino" de armas tomar.
Moreno estuvo más allá del valor, en la temeridad. Firmeza basada en la verdad. Hubo varios amagos de cogida, por fortuna sin consumar.

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