miércoles, 26 de agosto de 2009

ALMERIA FERIA DEL MAR

TOROS ALMERÍA
Torres Jerez, un triunfo con mucho cariño.

Por Agencia EFE
Almería, 25 ago (EFE).- El diestro local Francisco Torres Jerez cortó dos generosas orejas, una a cada todo de su lote, y Enrique Ponce una con tanto cariño de parte del público almeriense, hoy, en el tercer festejo de la Feria de la Virgen del Mar.

FICHA DEL FESTEJO.- Cinco toros de "El Ventorrillo" y uno -el primero- de Ortigao Costa, muy desiguales de presencia, chicos los tres primeros, y más grandes y bastotes los tres últimos. Corrida deslucida salvo el lote conformado por segundo y quinto.

Enrique Ponce: pinchazo y larga agonía (ovación tras petición minoritaria); y estocada corta (una oreja).

Francisco Torres Jerez: estocada en el rincón (una oreja); y estocada (una oreja con petición de la segunda y dos vueltas al ruedo).

Cayetano Rivera: tres pinchazos y estocada trasera (silencio); y dos pinchazos y estocada (silencio).
La plaza tuvo dos tercios de entrada en tarde espléndida.

Las faenas de las tres orejas de hoy han estado en aire excesivo. No es lo mismo triunfal que triunfalista.
El toro de Ortigao Costa que abrió plaza, muy justo de todo, faltándole sobre todo raza, obligó a Ponce a ponerse el mono de trabajo. Estimables lances en el recibo y muy trabajada la faena de muleta. Toro distraído, pensándoselo mucho entre pase y pase. Ponce procuró que sólo viera muleta, y así, entre las rayas, ayudándole en la media altura, le afianzó poco a poco.
Faena de sobar y sobar, y ni así el toro se echó del todo para adelante. Pases en cantidad, sobre todo por el pitón derecho, y pocos con profundidad. Más que olés, sólo palmas en los remates. No hubo oreja pues no hubo pañuelos suficientes.
La que paseó Ponce del cuarto fue premio a su propio tesón en el ruedo y a la tolerancia en el tendido. Lo cierto es que a esas alturas de corrida ya llevaba "ganado" un trofeo el torero local con muchos menos pañuelos. Con Ponce se resistió tanto el presidente que la decisión final fue de los mulilleros, mamoneando para enganchar mientras crecía la presión en el tendido.
Una oreja barata por una faena larga y sin poso. El toro no pasaba de las medias arrancadas, sin humillar, sin decir nada. La gente reaccionó por los efectos de la merienda.
Torres Jerez correspondió como pudo al extremado apoyo de su gente. Cosas notables aisladas, desde luego pocas y sin llegar a las cotas que marcaron sus dos toros, con diferencia los mejores del encierro.
En su primero, buenos lances en el recibo, y buen comienzo de faena de rodillas, corriendo la mano con mucha firmeza. Sin embargo, ya de pie, anduvo más descentrado, despegado y rapidito.
No se hizo del todo Torres Jerez con el buen toro. Posiblemente por aplicarse más en los detalles que de torear en sí. A veces mal colocado, casi siempre muy acelerado. Mereció el toro más. Pero siendo una oreja desmesurada, nadie la protestó. Al revés, la vuelta al ruedo tuvo ambiente de acontecimiento. A lo mejor por inesperada.
Aunque más sorprendente si cabe el otro trofeo, en el quinto, para abrir la Puerta Grande. Toro todavía mucho más claro que el anterior. Y tan escasa la faena. Los cites fuera de cacho, o no quería o no podía el torero. Las tandas de dos, a lo sumo de tres muletazos, con el toro pidiendo más, mucho más.
Otra vez el jolgorio del paisanaje, que no contento con darle la oreja todavía pidió la segunda. Y para remate se marcó el torero una segunda vuelta por su cuenta, el colmo ya de la excentricidad. Tiene bemoles la cosa. Claro que el problema se le plantea ahora al empresario, Óscar Chopera, a ver qué dice cuando venga a pedirle que lo ponga otra vez.
Cayetano tuvo un primer toro que fue tan poca cosa, que aunque el hombre puso interés en su quehacer, no terminó de interesar a nadie. Algún detalle suelto al final del trasteo pero sin estructurar faena, además de estar mal con la espada.
El mansurrón sexto no se prestó, obligándole a recorrer mucha plaza. Cayetano, ya sin ganas, sin ideas, no se comprometió a nada.

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