viernes, 28 de agosto de 2009

MANOLETE YA SE HA MUERTO...............




RICARDO GARCÍA “K-HITO”




“MANOLETE YA SE HA MUERTO” – Muerto está que yo lo vi –
(Año de publicación: 1947.-Editorial: Edit. Católica, Madrid).-


A GUISA DE PRÓLOGO

No tengo prologuista para este libro ni, a decir verdad, me he preocupado poco ni mucho de buscarlo. El prólogo suele ser un conjunto de lisonjas que solicitan de un amigo. ¿Para qué molestar a nadie?
De las cartas recibidas en los tristes días que siguieron a la tragedia de Linares guardo esta, firmada por “uno cualquiera. Que sirva ésta de proemio. No habría de encontrar mejor firma.

Madrid a 2 de septiembre de 1947.

Señor don Ricardo garcía (K-Hito).
Caballero: Con extraordinaria avidez llevaba algunos días aguardando la llegada del martes para leer “Dígame”. Mi vehemente impaciencia tenía un fondo de emoción, y no se ha visto defraudada, sino confortada, satisfecha, cumplida....
Su información, como yo esperaba, de la tragedia de Linares forzosamente había de ser bella, sincera, emotiva, desinteresada; hondamente cordial, artística, humana.
He leído, conservo (y conservaré siempre) todos los periódicos y revistas publicados estos días. Pero yo pnesaba: ¿Qué dirá K-hito?....¿Qué sentimiento verterá este hombre sobre las cuartillas?....Su suave y elegante humorismo, su fina y graciosa ironía, han de sentirse velados algún tiempo por este film siniestro y doloroso que a todos nos abruma.
Porque el público taurino de Madrid, de España, del mundo, sabe que K-haito quería y admiraba a Manolete como anónimamente le queríamos y admirábamos muchos millones de seres, esto es, viendo en él al artista genial y estoico y el hombre bueno, sencillo, generoso de su arte, de su fortuna y su poderío. Y pensamos: ¿ Cómo sentirá K-Hito la tremenda desgracia, él, que tan caballerosamente, tan honestamente, gustó la satisfacción de ser amigo suyo? Porque el público no se le oculta, señor, quienes son los caballeros de la pluma, quiénes escriben en forma objetiva, casta, honrada, y quiénes tiene tarifa de aditivos y panegíricos. Quiénes abrazan a los toreros con el corazón entristecido en las horas adversas –copartícipes de sus desaciertos- y quiénes son también los que hacen acto de presencia a la hora de la risa o el reparto. Manolete, gran intuitivo y gran observador, conocía a los hombres –valga el símil- como a los toros. Sabía quiénes podían colaborar en su triunfo con su amistad, con su afecto, con su admiración, y quiénes también podían herirle de una cornada a traición. Manolete sabía esto.....y mucha gente también.
Yo soy aficionado a nuestra fiesta y leo entre líneas los públicos. Y como yo mucha gente. Y a la fruición, al deleite, al bienestar que experimento leyendo sus trabajos, sus juicios certeros, serenos, limpios de biliosas tendencias, me veo forzado a oponer esas ampulosas y falsas crónicas, desaforadas, hiperbólicas, que no tienen siquiera la habilidad de ocultar el móvil que las inspira.
Esta inmensa desgracia, caballero K-Hito, tiene la virtud de obligar a todos a hacer examen de conciencia. A pensar unos minutos con el corazón, fijando la vista en el cuerpo yacente de Manolete. Algunos no podrán resistir la pruebe; otros –usted uno de ellos- podrán sentir la satisfacción de tener autoridad para rezarle y para llorar por él sin miedo a ofenderlo.
Le acompaño en el sentimiento, señor; yo, que nada soy, lo quería, lo admiraba....y también le rezo por gratitud, por los varios momentos en que su arte y su majestuosidad ante el peligro hiciera comprender a mi escepticismo que la Divinidad lanza a la vida a estos hombres para ejemplo y elevación de nuestra sensibilidad y como acicate de las más nobles ambiciones humanas.
¡Que Dios le haya perdonado! Y a usted, caballero escritor, honorable taurino, después de sumarme a su tremendo dolor, le envío mi más emocionada felicitación- aunque le parezca brutal paradoja-, porque usted no sentirá por las noches el resquemor de una mala conducta, de una depresiva atrición.
Ha muerto el Monstruo, feliz y cariñoso adjetivo debido a vuestro preclaro ingenio. Apodo que encierra el poema de vuestra lealtad y cariño al torero.
También mi más sentido pésame a Camará. ¡Cómo estará ese hombre! Padre hermano, compañero y valedor del inmenso artista. Sírvale de consuelo el que hay mucha gente que lo admira y lo estima por su ardua labor, por su lucha esforzada y constante, por su hombría inteligente y viril al lado siempre de quien no podía defenderse de tanta miseria, de tanta vileza como le rodeaba queriendo marchitar su gloria.
De los pobres que contaban cada día el dinero de Manolete, sin valorar lo que hacía y lo que se jugaba.... ¡Miserables!
Perdón, señor, si la vehemencia de esta carta ruboriza y entristece vuestra natural sencillez, pero en estos días no acertaría a expresarme en forma más sincera y ponderada.
Acepte un afectuoso saludo de su anónimo admirador y amigo.

UNO CUALQUIERA.

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