miércoles, 26 de agosto de 2009

ALMERÍA FERIA DEL MAR



TOROS ALMERÍA


La marabunta a favor de José Tomás, que suma otra Puerta Grande sin convencer
Agencia EFE 27 agosto 2009

El diestro José Tomás abrió hoy la Puerta Grande en Almería tras cortar dos orejas en una actuación que contó sobremanera con un ambiente muy a favor casi exclusivamente para él, aunque al hacer lo que se entiende por el toreo no llegó a convencer.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Santiago Domecq, el tercero como sobrero, desiguales de presencia, anovillados los tres primeros incluido el devuelto, y más aparentes los otros, pero estos últimos bastotes y feos de hechuras. Predominó en todos la falta de casta, y en los tres últimos también la falta de clase.
Ruiz Manuel: pinchazo y estocada (ovación tras escasa petición); y bajonazo (ovación).
José Tomás: estocada baja (dos orejas); y media tendida y descabello (ovación).
Daniel Luque: estocada desprendida (oreja con fuerte petición de la segunda); y bajonazo (palmas en la despedida).
La plaza tuvo lleno de 'no hay billetes' en tarde espléndida.

CON TOMÁS, TRIUNFALISMO POR TODO LO ALTO

La marabunta, lo que el diccionario llama 'conjunto de gente alborotada', está siendo una constante en las actuaciones de José Tomás. Con él (José Tomás), y por la forma que se comporta ella (la marabunta), todo es distinto en las plazas de toros.
Almería, la ciudad y su feria taurina, vivieron hoy un día muy especial precisamente por la cantidad de público que vino de toda España y hasta del extranjero -no sólo de los países con tradición taurina- exclusivamente a ver a José Tomás.
Los llamados tomasistas, o tomistas -está por fijar el término que defina a los partidarios acérrimos de este torero-, sólo ven por él, no les caben más toreros ni en la cabeza ni en el corazón. Y haga lo que haga, mal o bien, su ídolo siempre está fantástico.
La marabunta se hizo notar hoy en la plaza de Almería, apoyando a 'su dios' y despreciando lo demás.
Se pudo observar que era marabunta en el estruendo de un inoportuno aplauso al llegar las cuadrillas bajo la presidencia, impidiendo que arrancara el minuto de silencio que iba a recordar a María José Cuesta, 'Cote', de la familia propietaria de la plaza, extraordinaria aficionada y bellísima persona, que hace unos meses acabó rindiéndose tras cinco años de lucha con la más terrible de las enfermedades, el cáncer.
La marabunta confundía la tradición en esta plaza de sacar a saludar a los tres toreros antes de empezar. Y eso que se desgañitaba la megafonía pidiendo respeto.
Pero esta gente respeta poco.
A Ruiz Manuel, por ejemplo, uno de los tres o cuatro toreros almerienses, todavía modestos, que sueñan con una salida en la profesión, no le valoraron el esfuerzo notable que cumplió en sus dos toros.
Vaya por delante que los toros 'no sirvieron', como suele decirse en la jerga. Ruiz Manuel estuvo serio y entregado, como sus compañeros, pero la suerte y la gente estuvo de lado del 'campeón', concienciada solamente con José Tomás.
Mejor en el que abrió plaza, un animal de medias y muy espaciadas arrancadas, con el que fue difícil hilvanar los muletazos y que éstos tuvieran estética. Pese a todo fue grande la voluntad de Ruiz Manuel. Y con el cuarto, que colaboró menos todavía, dando cabezazos y sin terminar de pasar, otra vez lo intentó Ruiz Manuel de mil maneras. Pero fue posible.
También en desventaja por el trato del 'palco', el tercer espada, Daniel Luque, que había formado un alboroto con el capote en el toro devuelto que hacía tercero de corrida. En el sustituto toreó quieto como un poste en una faena de agallas y variedad, en la que quizás pecó de cierta aceleración. Pero hubo emoción y rugió la plaza pidiéndole la segunda oreja, que el presidente, con los mismos pañuelos que hubo antes para Tomás, no concedió. Ya el sexto no colaboró, siempre con el freno echado, parándose en el centro de las suertes. Ni para estar valiente sirvió.
Al contrario que con estos dos, a Tomás se le valoró todo con notable desproporción. Cautivó su puesta en escena, la solemnidad en la forma de presentar los engaños, su quietud, y hasta su forma de ajustarse en la interpretación, aquí 'chapeau'.
Pero ni mucho menos hubo redondez en su primera faena, premiada exageradamente con la dos orejas. Faltó limpieza, y torear, lo que se dice torear, por la derecha y al natural, poco. En lo accesorio, como manoletinas y otros remates por abajo evitando echarse al toro por delante, ahí lo bordó.
El mismo atenuante que para sus compañeros: el toro tampoco fue gran cosa, distraído y abriéndose mucho, sin dejar de escarbar. Un buen manso. Fue notablemente llamativa la petición de trofeos. y se las dieron (las dos orejas) porque sí.
Con el quinto hubo en parte decepción. Toro distraído, bronco y descompuesto. Tomás volvió a quedarse quieto, muy quieto, pero sin toro, no tuvo emotividad. Faena larga que no dejó poso. Le ovacionaron, porque en Almería, y no es una crítica de menosprecio, le tocan las palmas hasta a los areneros.

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